domingo, 10 de mayo de 2020

La Historia de Naamán

La historia de Naamán

Había una vez un un buen  hombre llamado Naamán .Era general del ejército de un lugar llamado siria, su señor lo quería mucho porque a través de él, muchas personas habían conocido sobre Jesús y alcanzaron la salvación, pero Naamán tenía un problema muy fuerte, estaba muy enfermo, Naamán tenia lepra.
    



La esposa de Naamán tenía una sierva. Una sierva era una mujer que ayudaba a ciertas personas a realizar el trabajo de sus hogares, ella le aconsejo a la esposa de Naamán  que en samaria había un profeta de DIOS que podía sanarlo de su  lepra. Entonces ellas hablaron con Naamán y él se reunió con su jefe  el cual era el rey de siria, y el rey le dijo que fuera a ver el profeta de Dios, que él le daría  cartas para entregar al rey de Israel.

Entonces Naamán preparo sus maletas y llevo con los 10 talentos de plata, 6,000.00 piezas de oro, 10  mudas de vestidos y también las cartas que el rey de siria le había prometido que le daría.  
Cuando Naamán llego a Israel inmediatamente dio sus cartas. Él estaba muy emocionado porque iba a recibir sanidad, pero el rey se molestó mucho, rompió sus ropas y le dijo que él no era DIOS para sanarlo. Naamán estaba muy triste él pensaba que nadie podría ayudarlo.

Entonces un hombre muy bueno  un gran ciervo de jehová escucho la triste historia  de Naamán  a través de su sierva y él le dijo que lo ayudaría en el nombre de Jesús. Entonces le dijo que fuera al rio Jordán y que se bañara 7 veces   , pero él se molestó  muchísimo porque entendía que jehová podía sanarlo en cualquier lugar. 




 Pero sus criados se acercaron y le dijeron que no se pusiera triste, ni enojado que obedeciera porque esa sería la forma  en que Dios le haría su milagro. Entonces él fue, se  zambulló 7 veces conforme al hombre de DIOS llamado Eliseo y fue sano. Y dijo Naamán ahora reconozco que existe un DIOS bondadoso y fiel en la tierra y le dio presentes a Eliseo  como agradecimiento por lo que Dios  había hecho a través de el.













                                                                                               Y vivió Naamán feliz  y lleno de gozo.




  


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